Reino Unido está intensificando sus esfuerzos para contrarrestar la actividad y la presencia de submarinos rusos en el Atlántico. La Royal Navy puso en marcha el Proyecto Cabot, que se basa en el despliegue de sistemas de vigilancia autónomos o operados remotamente en buques no tripulados. Estos patrullarán las aguas para detectar amenazas mediante la recopilación de datos acústicos y ambientales. Estos datos serán analizados inicialmente por inteligencia artificial y posteriormente transmitidos a un centro de operaciones supervisado por la Marina Real.
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Inicialmente, esta vasta red tecnológica cubrirá una extensa área que se extiende desde Groenlandia hasta la costa escocesa. Su nombre en clave es «GIUK», por Groenlandia, Islandia y el Reino Unido. Los estadounidenses ya establecieron un sistema similar durante la Guerra Fría. Londres pretende desarrollar este sistema de vigilancia en un plazo de uno a dos años.
Se prevé que una segunda fase de expansión, que abarcará un área desde el Mar de Noruega hasta el Atlántico al sur del Reino Unido, se despliegue entre 2030 y 2040. Se desarrollarán y lanzarán nuevas plataformas no tripuladas, como el Tipo 93 Chariot, un vehículo submarino autónomo equipado con sonares, o el Tipo 92 Sloop, un buque de superficie no tripulado que podría combatir contra submarinos rusos.
